Para poder adentrarnos en el tema, habría primero que explicar un poco cómo es que funciona la ingeniería genética, así como la genética en sí. Los genes son una especie de guía de instrucciones que proporcionan información valiosísima sobre todos los individuos, así como sus especies e incluso el reino al que pertenecen (animales, plantas, insectos, etc.) Uno de los principales aspectos que domina la genética, es qué puede y qué no puede hacer una especie. Por ejemplo: el ser humano no puede volar porque en sus genes no se encuentra inscrita (que se sepa) la información necesaria para desarrollarse alas, así como la parte del cerebro que las controlaría y la musculatura que se requeriría para poder utilizarlas. Sin embargo, cuando en una especie sí se encuentran ciertos genes, pero inactivos, es posible volver a activarlos. Los genes no tienden a desaparecer, sino más bien a “desactivarse,” o bien a “activar” nuevos genes. Por ejemplo, se sabe los predecesores del ser humano poseían un hueso en la parte inferior de la columna que se asemejaba a mucho a las colas de ciertos primates como los gorilas o los orangutanes, sin embargo en algún momento, ese gen se desactivó y el ser humano apenas tiene un vestigio de “cola,” lo que recibe el nombre de coxis. Pero, en algunas raras ocasiones, ese gen puede volverse a activar, es por eso que alguna vez nace un ser humano con un vestigio de cola.

Esto implica que, por ejemplo en los estudios realizados en la Universidad de Florida a ciertos ratones africanos que tienen la capacidad de autoregenerar piel y ciertos tejidos, como cartílago y pelaje, podría significar que los seres humanos también poseen esos genes, sólo que desactivados. Aquí es donde entraría la ingeniería genética, ya que si se logra activar ese gen en las personas, significaría que aun tras perder grandes porciones de piel, esta podría volver a crecer sin problema alguno. Aunque parezca ciencia ficción, ya se han logrado cosas impresionantes en este rubro, como ratones fluorescentes, embriones de gallinas con partes reptilianas, etc.

Gonzalo Curiel, soy estudiante de Ingeniería Química Metalúrgica y radico en México. Llevo cerca de 2 años trabajando como redactor en diversas temáticas tanto en español como en inglés. Manejo el idioma inglés al 97% de acuerdo al certificado TOEFL, avalado por Cambridge University y tengo 25 años.

Ver mi otras entradas