El primero de ellos se basa en una característica que tienen en común todos o casi todos los diferentes tipos de cáncer. Primero, el cáncer surge cuando el delicado equilibrio que controla la reproducción de las células se ve alterado, dando lugar a los terribles tumores. En dicho proceso, las células cancerígenas comienzan a liberar unos compuestos muy característicos, los cuales consisten en cierto tipo de proteínas. El problema es que para poder detectar a tiempo un cáncer, debe de existir un número suficiente de estas proteínas para que no eludan a los métodos de detección actuales. El problema es evidente, ya sea que el cáncer no se detecte porque el número de proteínas sea muy bajo, o bien que el cáncer se logró detectar porque las proteínas eran demasiadas y, en consecuencia, los tumores están muy desarrollados. Lamentablemente, en los segundos casos, muchas veces ya no hay nada qué hacer, ya que los tratamientos del cáncer actuales requieren de una detección temprana.

Sin embargo, agregando ciertas sustancias a nanopartículas de oro, tales como anticuerpos o bien un compuesto presente en el té negro. En el primer caso, las nanopartículas de oro se agrupan justo en las células cancerígenas, logrando detectarlo aun en etapas muy tempranas. Además, el oro absorbe cierto tipo de luz, lo que aumenta la temperatura de las nanopartículas unos cuantos grados. Sin embargo, aunque sean pocos grados, es suficiente para que mueran las células malignas, sin dañar células sanas.

En el segundo caso, nanopartículas de oro radioactivo son acompañadas de un compuesto presente en el té verde que tiene la capacidad de buscar y adherirse a las células cancerígenas. Así, el compuesto llevaría a las nanopartículas de oro hasta el tumor para atacarle directamente. Esto no sólo ha probado disminuir casi en su totalidad los efectos secundarios de la quimioterapia, sino que además a demostrado ser tremendamente efectivo. Según los desarrolladores, en pruebas realizadas en ratones de laboratorio, lograron reducir tumores de cáncer prostático entre un 70 y 80% el tamaño de dichos tumores en menos de un mes, algo impensable con otros métodos.

Gonzalo Curiel, soy estudiante de Ingeniería Química Metalúrgica y radico en México. Llevo cerca de 2 años trabajando como redactor en diversas temáticas tanto en español como en inglés. Manejo el idioma inglés al 97% de acuerdo al certificado TOEFL, avalado por Cambridge University y tengo 25 años.

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