Los tejidos se encuentran entrelazados entre sí por cables de orden nanométrico, mil millones de veces más pequeños que un metro, que reportan la actividad de las células de las que está compuesto el dispositivo. El principal reto fue el de lograr que las células crecieran de manera libre y saludable, para lo que se utilizó principalmente un soporte de colágeno, un compuesto orgánico ampliamente presente en la mayoría de los animales. De esta manera, al lograr que las células se reprodujesen hasta formar un tejido completo o un órgano, apoyadas en el soporte, se ha logrado que las células estén en “contacto” con el dispositivo electrónico. El próximo reto es que no sea sólo la célula la que proporcione información al dispositivo, sino al revés, que el dispositivo pueda comunicarse e incluso ordenarle a las células que realicen ciertas acciones, para lo que se necesitará, en principio, formar una especie de estructura parecía a cómo funcionan las instalaciones eléctricas, en el sentido de que los generados distribuyen la electricidad a los postes, los postes a los hogares, el hogar a los enchufes, los enchufes a los cables y los cables a los dispositivos individuales.
De lograrse esto, entonces se le podría dar la orden a las células de realizar o dejar de realizar alguna acción que ponga en riesgo a la persona, como por ejemplo: si la temperatura corporal llega a 42 grados centígrados, se puede producir daño cerebral; se le podría entonces decir al cuerpo que baje la temperatura inmediatamente.