Ordenadores y cerebros funcionan de forma bastante diferente, en los primeros, cierta información entra, es procesada mediante una serie de comandos que se ejecutan una y otra vez sin fallar, sin excepción y sin variaciones, y al final se arroja el resultado. Por otro lado, el cerebro primero recibe el estímulo mediante los cinco sentidos, después el cerebro interpreta esa información y se tiene la capacidad de discernir si es útil o no, si se comprende o no, si es cierta o falsa; además, tiene la capacidad de innovar, de corregir, de inventar y de razonar nuevos métodos. En fin, básicamente, la diferencia es que el cerebro se adapta, mientras que los ordenadores son adaptados.
Científicos principalmente de Suiza, Japón y Reino Unido, se han dado a la tarea de mejorar cómo funcionan los ordenadores, logrando satisfactoriamente, al menos en fase prueba, que seres vivos se comporten más como ordenadores y viceversa. Por ejemplo, se logró, en Suiza, que células obtenidas de un ser humano fueran capaces de sumar o restar como lo haría un ordenador, es decir, mediante un código binario. Un código binario no es otra cosa que un sistema en el que se cuenta con dos y sólo dos posibilidades: 1 o 0 (los ordenadores funcionan con un patrón similar de sistema binario basado en esta combinación de números), si o no, etc. Esto podría lograr que los seres vivos fueran mucho más eficientes, e incluso podría hacer que, si se detecta alguna anomalía, el cuerpo lo repare automáticamente, sin necesidad de utilizar otros medios que los programados para dicho fin.