Algunos de los tratamientos más avanzados incluyen terapias muy avanzadas con células madre obtenidas del cordón umbilical de la misma persona. El funcionamiento es el siguiente: las células madre no curan el cáncer como tal, sino la radio y quimioterapia. El problema es que estos tratamientos son altamente agresivos y si bien destruyen las células cancerígenas, también destruyen las células sanas. Los primeros sistemas en verse afectados son el endocrino (principalmente los riñones) y la médula ósea, por lo que se corre el riesgo de que no sea el cáncer, sino la terapia, la que termine con la vida del paciente. Sin embargo, las células madre del cordón umbilical tienen la asombrosa capacidad de restaurar la médula ósea, por lo que el paciente es sometido a altísimas dosis de radiación y quimioterapia, mortales por si solas, ya que destruyen las defensas del cuerpo junto con la médula ósea, pero reciben terapias con células madre para reconstruirla, garantizando un mayor porcentaje de éxito tras las terapias.
Actualmente se prueban técnicas mucho menos agresivas, a base de nanobots o robots nanométricamente pequeños. Ya se logró que aquellos nanobots identifiquen y se apilen cerca del área que presenta las células cancerígenas, pero aún falta lograr que los nanobots destruyan las células infectadas, dejando intactas las células sanas. Si se logra esta tecnología, no sólo supondrá una cura para el cáncer, sino un método de prevención formidable en el que, en cuanto se comience a generar la enfermedad, los nanobots podrán ir inmediatamente a erradicar el problema inmediatamente.