Dada esta relación, se ha buscado desde hace muchos años, cómo emular estos impulsos cerebrales con un dispositivo electrónico. Sin embargo, nos encontramos con muchas dificultades en el proceso. Una de las principales es que el cuerpo humano es agresivo con casi todo agente extraño que se presenta en el cuerpo, es decir, se defenderá de casi todo lo que entre en el cuerpo, percibiéndolo como una amenaza. Por ello, cuando se habían intentado colocar dispositivos conocidos como diodos en el cerebro, es decir algún tipo de implante cerebral, el cuerpo lo atacaba, hinchando la zona alrededor y evitando así la comunicación entre el cerebro y el dispositivo. Cuando se presenta hinchazón, no es otra cosa que nuestro propio cuerpo intentando aislar algún cuerpo extraño, sea cual sea, del resto del cuerpo.
Ahora, la Universidad de Michigan actualmente está desarrollando un implante mucho más pequeño que los que había hasta entonces, unas diez veces más pequeño que se comporta mucho más como una neurona y menos como un agente extraño, lo que evita la respuesta natural del cuerpo a atacarle. Además, se encuentra recubierto con cierto tipo de polímero que impide que otras neuronas interfieran con el implante o viceversa. Así, además de poder registrar la actividad neuronal desde dentro sin dañar el tejido cerebral, se podrá lograr, en un futuro, quizás emular mecanismos tan complejos como el de la visión, devolviéndole la vista a gente que la hubiese perdido, entre muchas otras funciones.